Tiene que ser complicado ver como tu equipo se está comiendo
en tu casa a todo un Real Madrid, que les está minimizando llegando a hacerle
un equipo pequeño, ponerte por delante en el marcador con todo merecimiento y
de repente comprobar como cuando consiguen ganar la primera batalla, que es
ponerse por delante, se diluye como un azucarillo en agua caliente. No estaba
haciendo el Madrid ni siquiera un partido decente, cuando todavía no sabe cómo empezó
a mandar en el partido, primero en el juego, y a consecuencia de eso después en
el marcador.
Es cierto que normalmente cuando un equipo sale con esa
fiereza, esa presión, esa intensidad… suele pagar el desgaste físico, pero eso
suele ocurrir mediada la segunda parte. El Madrid tampoco recurrió a la
intensidad ni se contagió de ella del equipo local para igualarle, simplemente
empezó a jugar al fútbol. Aprovechó la defensa adelantada de los rojillos y su
superioridad en el juego aéreo para adelantarse antes del descanso. En la reanudación
siguió por el mismo camino y Osasuna continuó sin crear peligro. Mediada la
segunda mitad volvieron a apretar como si tuvieran que remontar un resultado
adverso en una competición copera pero ahí estaba Lucas Vázquez para sellar
definitivamente la victoria y darle al equipo el compromiso y las ganas que
nunca va a tener Bale.
Lo de Bale sigue siendo un misterio… no sé si Zidane lo puso
de titular por si en un partido tan intenso se lesionaba de una vez… esta de
verdad… porque los caminos del entrenador francés son inescrutables… Pero hay
que reconocer que lo ha vuelto a conseguir con Isco… y que la insistencia con
Jovic esta tarde ha tenido premio… A ver si este es el primero de muchos…
Foto: abc.es
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