Están siendo tiempos duros,
complicados de entender… para todos. Esta vuelta a la normalidad, tiene poco de
normal. Volvemos a tener futbol, pero es un futbol distinto y mucho más para
los madridistas. Es verdad que todos juegan sin público, pero si no fuera por
la megaobra faraónica del presidente estaríamos jugando en el Bernabéu. Y creo
que es un hándicap para nosotros. El Di Stefano no es lo mismo. Incluso con las
gradas vacías el coliseo madridista impresiona, en algunas ocasiones más que
cuando está lleno. No se me olvidan los rostros impresionados de los rivales
cuando llegan al estadio y ven vacías esas gradas que se te echan encima, que
parece que te van a fagocitar de un bocado. En cualquier caso debemos
acostumbrarnos a esto, al menos para los 9 partidos que quedan. No va a ser fácil.
Mucho menos comprobando como a nuestro rival por la Liga le ponen alfombras de
flores para allanarles el camino. Siempre juegan antes que nosotros. Lo de
jugar casi todos los partidos a las 10 de la noche tampoco me parece un
agravio, más que nada porque cuando empiece el calor de verdad, que parece no
va a tardar mucho, la temperatura a esas horas es mucho más agradable que a las
7 de la tarde.
Lo mejor de estos días sin duda
ha sido la vuelta de Asensio. Te pasas 10 meses lesionado y cuando regresas estás
en medio de una pandemia mundial. Es verdad que de no ser por ella, ni él ni
Hazard habrían vuelto a jugar esta temporada prácticamente. Pero la lucha del
balear se merecía la ovación del público en su vuelta y el estruendo que sin
duda hubiera llegado después de meter el gol en el primer balón que tocaba tras
su regreso, calcando por cierto aquel que cerraba la final de la Champions
contra la Juventus. Se merecía más que nadie que todos pudiéramos recibirle
como, sin duda, se ha ganado. Esperemos que no vuelva como se fue, si no como
llegó en su primera temporada de blanco. Estamos esperándole…
De Benzema poco se puede decir
que no se haya dicho ya… No es un killer y nunca lo será. Y la mayoría de las
veces me desespera su falta de instinto asesino, pero hay que reconocer que
cuando se viste con el disfraz de artista no se le puede poner pero alguno. Me
acuerdo ahora de los golazos contra Osasuna en el Sadar, la media tijera contra
el Ajax en el Amsterdam Arena, el jugadón en el Calderón para que Isco embocara…
al igual que le ocurre a Redondo con su taconazo en Manchester o a Guti con el
suyo en Riazor, a pesar de que no fueran ellos los ejecutores su nombre siempre
estará asociado a ellos. El gol de Redondo, el gol de Guti… y el gol de
Benzema.
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